Susana iba a celebrar sus 48 años recién cumplidos. Se paró adesayunar, allí, mientras hablaba por teléfono, empezó a balbucear yacabó desmayada en el suelo. En cuestión de minutos el ictus cambió su vida, y la de la gente de su alrededor, para siempre.
Unalesión cerebral, un traumatismo craneoencefálico o una afectacióncognitiva tras infección covid-19 pueden generar graves secuelasfísicas y situaciones de gran complejidad emocional para el paciente y sus familiares. Problemas cognitivos, convulsiones, afasia, cambiosde personalidad, fatiga mental, sensación de inutilidad, trastornosdel sueño, pérdida de la sexualidad o dificultades de memoria sonsolamente algunos ejemplos. Sin embargo, como demuestra el testimonioinspirador de Susana, la recuperación es posible.
Irene deTorres García, médico especialista en Rehabilitación, relata trecehistorias de superación diferentes y ahonda en las consecuencias dehaber sufrido un daño cerebral para entender el proceso rehabilitadory ofrecer recursos destinados a pacientes, cuidadores, familiares,terapeutas y sanitarios.
La inteligencia emocio