Sherpas en huelga. Feministas que clavan la bandera sufragista en loalto de un pico. Alpinistas veganos, alpinistas ciegos, alpinistas ala fuerza en las sierras del maquis, alpinistas trans ondeando elestandarte rosa, blanco y azul en cada una de las Siete Cumbres,montañeros evangélicos en busca del Arca de Noé en la cima del Ararat. Anarquistas que van al monte a practicar esperanto o a buscarescondrijos para las armas de la acción directa. Montañeros fascistas, pacifistas, peronistas, liberales, conservadores. Papas y santosalpinistas, judíos ortodoxos estudiando la Torá en las faldas delEverest.Las excursiones de Tolkien, las de Lenin, las de Helmut Kohl, elmountaintop soñado por Martin Luther King. Largas colas en el Everestdel siglo xxi para ondear dos docenas de variopintas banderas. «No hay no política, todo es política», se dicen dos personajes de La montaña mágica, de Thomas Mann, en un balneario de los Alpes suizos, y conesa referencia literaria empieza este libro sobre las mil maneras enque se ha hecho política desde los afilados púlpitos de los picos delmundo, desde los albores del alpinismo.