No siempre sale un príncipe cuando se besa una rana. Al menos, eso eslo que nos dice Wilhelm Busch en este cuento ilustrado y escrito enverso por él mismo. Se trata de otra de sus «Pequeñas historietas para ojitos y orejitas», en las que emula a los hermanos Grimm, con algomás de humor, en su labor por rescatar relatos populares para podercontarlos al calor del hogar. En esta peculiar prueba de la rana secuelan conceptos morales por las rendijas que dejan el ingenio, laplasticidad y la sabiduría narrativa de Busch, sobre el que vuelvenÁlvaro de Cuenca y Luis Alberto de Cuenca tras su celebrada versión de Juanito Diminuto.