En 1959, hace dos tercios de siglo, Ingmar Bergman proclamaba en unode sus textos más célebres, comentados y estudiados: «Yo soy cineasta, no escritor, el cine es mi medio de expresión, no la palabra escrita. No quiero escribir novelas, cuentos, ensayos, biografías o artículossobre temas diversos. Ni siquiera quiero escribir teatro». Aquellaconferencia legendaria, «Cada película es mi última película», ve laluz por fin en español en este libro junto a sus textos de naturalezaensayística más importantes. Una publicación que desdice a su autor,aunque él mismo se desmintiera una y otra vez con los hechos a lolargo de su vida, hasta llegar a la frenética actividad literaria queemprendió ya septuagenario. «Desconfío de las palabras. Siempre hedesconfiado. Las palabras se ocultan en los rincones, vuelan cerca del techo, como moscas». ¿De dónde nace este recelo? ¿Procede del mismovenero que su precoz necesidad de autoafirmación como artista?Paradójicamente, mientras gira alrededor de sus temas esenciales, este libro se empeña en iluminar lugares que parecían condenados almisterio, y lo hace mediante la palabra. Jug