«¿Qué relación puede haber entre las muchas personas de lasincontables historias de este mundo, que, desde los extremos opuestosque los separan, acaban juntándose?» ¿Qué puede unir a los jóvenespleiteantes de una causa testamentaria que lleva tantas generacionesprolongándose «que no hay nadie con vida que sepa lo que significa»con una señora volcada en los asuntos de una comunidad africanallamada Borriobula-Gha? ¿Cómo se relacionan el baronet sir LeicesterDedlock y su altiva mujer, lady Dedlock, con un muchacho que barre las esquinas y malvive en uno de los rincones más infectos de Londres?¿Cómo pueden ser amigos el señor Jarndyce, un íntegro caballero cuyosestados de ánimo dependen del viento del este, y el señor Skimpole,uno de los caraduras más impresionantes de la historia de laliteratura? Sumemos a eso una extensísima galería de personajessiniestros o angelicales, orgullosos o humillados, pusilánimes omagnánimos, y obtendremos un atisbo del cuadro general de CasaDesolada (1852-1853), donde todo, en efecto, está conectado. Dickensarriesga todavía más al confiar su relato a dos narradores: por unaparte, u