El fenómeno de las relaciones entre las vanguardias políticas yartísticas marca la ideología y el arte del siglo XX. Prolonga laesperanza abierta por las Luces, con la divinización social delartista, que teorizan los románticos, y la misión que se asigna alintelectual cuando se enfrenta al siglo, y pretende afianzar lasoberanía nacional, sabiendo que aplica a nuevas formas de vidapalabras antiguas o le toca vivir con un público sin arte y un artesin público. Los intelectuales y los artistas españoles intentansuperar modelos e imaginar otra existencia, compartiendo la hipótesisrevolucionaria o mediante una rebelión literaria metafórica, que seacoge a las técnicas pictóricas y enfoca la perspectiva de una obratotal y autónoma. La aventura de las vanguardias acaba nutriendoaquella dialéctica que conduce, según la fórmula de Walter Benjamin,el fascismo a la estetización de la política y el comunismo a lapolitización del arte. Pero la voluntad de aventura, con la apertura a los vientos de fuera o el recurso a un lenguaje nuevo, y el paso dela modernidad a la contemporaneidad, no se sustraen siempre a lospeligros