"Si Maillol a veces se aproxima a los griegos del tiempo de Fidias noes que los comprenda por alguna elucubración intelectual, por elintermedio de un razonamiento, o que los copie, es que sientedirectamente como ellos; su perfección es la suya, responde a laverdad de su instinto. Es un primitivo clásico."orillas de un pantano, los absorbe como una esponja. Allí se rinden al lodo, a las flores de jazmín, a la música, a la extrañeza del idioma y al insoportableverano, pero, sobre todo, se dan de bruces con la descarnada realidaddel comercio de seres humanos, un mercado que nunca se detiene.Descubrirán que Nueva Orleans es una colmena de identidadesheterogéneas donde se venden mujeres apresadas por las calles y dondeel capitalismo muestra su pulsión primitiva, la más esperpéntica.cenas cotidianas en las que ante todo importa lo que no se dice,Miguel Dueñas va trazando un relato, delicado y turbador a la vez,sobre los secretos familiares y sobre el quiebre de esa aparentenormalidad que nos protege del caos. «Una trama bien trazada, con unaprosa persuasiva y cuidada que nos envuelve».Mara Mali