Medo escribe poemas que hablan sobre cómo no le gusta hablar de poesía. Así de espiralado, de volador (como birlochas), es su verso. Pero, si estrictamente hablando (!), el presente está ausente; si el pasado es imposible de revisitar sin retórica; si el futuro no promete... Medo evita la topografía sin por ello renunciar a baquear el abismo con palabras luminosas: lo lírico nimba. Su poesía hace el milagro: transita y llega a un lugar, el lugar compartido con quienes leemos y viajamos su viaje, su río, su volcán. Berta García Faet