Uno de los libros del año para The New Yorker.Un grito de rebeldíacontra el colonialismo cultural y una llamada a proteger la diversidad lingüística como acto de justicia y autonomía.«Siempre la lengua fuecompañera del imperio», escribió Nebrija al dedicar, de formasignificativa, su Gramática castellana a Isabel la Católica. Como bien demuestra el caso de España, a lo largo de la historia el lenguaje ha sido mucho más que una herramienta de comunicación: ha sido unsímbolo de poder, identidad y resistencia. En No hablarás, JamesGriffiths nos lleva en un recorrido fascinante y revelador centrado en tres regiones del mundo donde las lenguas han sido reprimidas,marginadas o amenazadas de extinción: el galés en el Reino Unido, elhawaiano en Hawái y el cantonés en Hong Kong.A través de relatoshistóricos, testimonios personales y análisis políticos, Griffithsexplora cómo los imperios han intentado controlar a las comunidadessilenciando sus lenguas, y cómo estas mismas comunidades han luchadopor preservarlas como un acto de resistencia cultural. Desde la quemade textos mayas hasta las contradicciones del afrikáans e