Julio José Ordovás conoce la ciudad en la que vive. Sabe dónde serefugian del viento las palomas. Imagina a Francisco de Goya con unagorra de béisbol. Afirma que cambiamos de calles cuando cambiamos depareja, de piso o de trabajo.Ordovás habla de Zaragoza y nos ofrece un conjunto de páginas queforman parte de lo mejor que se ha escrito sobre esa ciudad, un lugarsituado en las orillas del Ebro que conoce el calor sofocante, laniebla y el viento áspero. Y los luchadores de lo cotidiano están ahí, retratados por este autor: enfermeras que suben a un tranvía para iral hospital, repartidores de pizza o de periódicos, mujeres quelimpian el portal de un edificio, chinos que se acuclillan en subazar?El peatón sentimental es un libro y es también un manual desociología. Solo un gran escritor puede ofrecernos páginas como lasque encontramos aquí. Excelente literatura ajena a lo superficial.