¿A qué se refiere quien emplea el viejo sintagma «palabra de honor»? No cabe identificarla con la palabra eficaz del sofista, encaminada a persuadir de una idea y de su contraria; tampoco con la prosodia, tan bella como huera, de los cultivadores del arte por el arte. «Palabra de honor» es más bien, como enseña Jorge Freire, el verbo que compromete, el punto en el que se unen la razón y la voluntad, la expresión y el quehacer, el logos y la poiesis. A lo largo de las páginas de este ensayo, el autor indaga el orden paradójico de la palabra. En él, la propiedad implica la entrega, la tenencia exige el don. No tiene palabra quien la retiene como un avaro sus divisas, sino quien la da con la liberalidad de los hidalgos para cumplirla con la firmeza de los mártires. En el ámbito del logos, nos recuerda Freire, sólo posee quien se sacrifica.